B) Escultura gótica
Contenidos ideológicos
La escultura del periodo gótico
está íntimamente unida a tres factores importantes:
Desarrollo del pensamiento
escolástico y franciscano: que considera que todas las cosas creadas están en
armonía con la esencia de Dios (Santo Tomás) y que todos los elementos que
existen en el mundo, hombre y animales son hermanos (San Francisco de Asís). Para
el arte de la imagen, estas dos premisas son fundamentales ya que todos los
seres creados por Dios pueden ser objeto de una representación artística. Ello
implica una nueva consideración de la naturaleza y del individuo.
La preocupación por la muerte. En
una época inicial, los temas apocalípticos serán desplazados por una visión más
cercana de Dios, pero durante los siglos XVI y XV, periodo de hambres y
guerras, la muerte será el camino al cielo o a los horrores el infierno. De ahí
también que la escultura funeraria alcance un extraordinario desarrollo.
La influencia de la clase
burguesa frente a la decadencia de la clase caballeresca. Este nuevo grupo de
gran poder económico, tratará de manifestar su presencia costeando capillas o
retablos y haciendo posible un mayor acercamiento a la realidad. Llegarán
incluso a representarse junto a su santo patrón como donantes, abriendo paso a la
creación del género del retrato.
Materiales y evolución estética
Serán del gusto de los escultores
del periodo la piedra de diferentes tipos, sobre todo para las portadas exteriores,
la madera policromada para las imágenes exentas, retablos, sepulcros y
sillerías de coro; mármol y alabastro para los conjuntos sepulcrales y, en
ocasiones excepcionales para los retablos.
La evolución de la escultura en los primeros años del estilo gótico,
está estrechamente unida a la herencia románica, es decir, a la sujeción al
marco arquitectónico. El nacimiento de las catedrales supone la creación de un
nuevo tipo de portada esculpida, de modo que las estatuas cobraron protagonismo
y empezaron a ser consideradas algo más que una mera ornamentación aplicada a
las fachadas. La piedra de toque de esta evolución será la creación de estatuas
columnas. que aparecieron por primera vez en la fachada occidental de la abadía
de Saint Denis, que, aunque conservaron su papel simbólico, tendieron a
diferenciarse de los pilares de la portada asumiendo un nuevo protagonismo.
Durante la fase clásica, la
escultura va a iniciar la independencia definitiva del marco arquitectónico.
En este proceso desempeña un
papel excepcional la escultura funeraria, ya que, en mayor medida, los
sepulcros fueron concibiéndose como monumentos individualizados.
El retrato cobra también una gran
importancia y los rostros de las figuras yacentes fueron evolucionando hacia el
naturalismo a mediados del siglo XIV. Los escultores del periodo aprendieron
que las estatuas podían ser no solamente símbolos o evocaciones de una verdad
moral sino también representaciones de seres vivos concretos.
Temas y fuentes iconográficas
A diferencia del arte románico,
en el cual no existía una distribución específica de los temas representados,
en el gótico si existen figuras que se representan para localizarse en un lugar
determinado. Las fachadas occidentales quedan reservadas para la historia de
Cristo, la norte para la Virgen y los santos y la meridional para el Juicio
Final. Esta distribución se mantuvo prácticamente en todas las catedrales,
gracias en buena medida a la difusión del culto mariano extendido por los
discípulos de San Bernardo.
Observamos como los temas
derivados de los bestiarios van desapareciendo progresivamente, cediendo paso a
otros tomados del mundo pagano tales como los meses, los signos del Zodiaco y
las representaciones de las virtudes y los vicios.
Las fuentes iconográficas son
ahora los Evangelios, más concretamente el Nuevo Testamento, algunos textos
apócrifos que sirven de inspiración sobre todo para los temas relacionados con el
nacimiento de Cristo y la epifanía. A ellos se añaden las hagiografías o vidas
de Santos, sobre todo La leyenda dorada de Jacobo da Vorágine, relatos o
leyendas de viajeros —como los del monje Ruyisbroeck o el Libro de las
maravillas de Marco Polo que aportarán elementos procedentes de culturas
exóticas— y fuentes literarias —como el Libro de Apolonio en el caso español.
Entre los mas más frecuentes
podemos citar:
La vida de Cristo: ya no se
presenta la imagen del Dios terrible del Apocalipsis sino la imagen de Cristo
Hombre que nace —ciclos de la infancia—, que sufre Pasión y Muerte —la
crucifixión— y resucita para salvar al hombre de sus pecados.
La Virgen como intermediaria
entre Dios y los hombres: se relaciona con su Hijo con notables muestras de
afecto, alejándose de la Virgen Majestad que había caracterizado al arte románico.
Pero también María sufre la Pasión de Cristo como una mujer anciana transida de
dolor —es el origen del tema de la piedad, característico del siglo xv y que
alcanzará gran difusión en la imaginería barroca.
Los santos como emisarios de Dios
para ayudar al hombre, representados con los atributos que les caracterizan —el
libro si es un apóstol, la palma y el atributo de su martirio y el nimbo en
torno a su cabeza—. En los momentos finales de la Baja Edad Media se impone la
costumbre de rendir culto a los santos patrones o protectores que aumentan sus
advocaciones en portadas, retablos o esculturas exentas.
La muerte a través de la
estatuaria funeraria que perpetúa la memoria del difunto en ella representado e
impulsa a una meditación sobre el sentido de la vida y de los placeres. El
hombre y la naturaleza como imagen simbólica de lo sagrado y por tanto
deseable, como el primitivo paraíso o como imagen del infierno que a finales
del siglo xv reproducirá la pintura de El Bosco.
La explosión creativa del siglo XIV
A lo largo del siglo xiv, la
escultura gótica evoluciona progresivamente hacia un estilo de figuras más
sinuosas, con un mayor gusto por los temas anecdóticos y por un creciente sentimentalismo.
Las influencias más notables proceden de Italia y de los focos germánicos vinculados
a la elegancia del estilo internacional.
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